La escena comienza con John entrando a la Iglesia con cuidado de ser visto y se encuentra con una especia de depósito dentro. Mientras tanto escuchamos una música típica de coro. Sobre una mesa ve herramientas de laboratorio y al darse vuelta encuentra pintado en una pared "Ellos viven, nosotros dormimos". Se da cuenta que la música sale de una cinta que se esta reproduciendo y un cable nos termina comunicando con lo que hay al otro lado de la pared. Allí un grupo de hombres discuten dentro de la capilla. Al escuchar lo que dicen, John da un paso para atrás y se tropieza con objetos que están en el piso. Los hombres siguen discutiendo y John encuentra una abertura en la pared, la abre y mira el interior. Se incorpora pensativo y vuelve a colocar la tapa de madera en su lugar sin intentar hacer ruido. Al darse vuelta se choca con el cura ciego que lo agarra por el cuello y le palma la cara pero se detiene cuando toca sus manos y reconoce a un trabajador. John se escapa fingiendo estar apurado y el cura le dice que volverá. Al salir ve que un helicóptero de policía sobrevuela la zona.
A lo largo de la escena podemos experimentar una especie de intriga por lo que pasa, ya que todo lugar oculto despierta esa sensación en el espectador. Sabemos por la cara del personaje que es un lugar prohibido o que hay algo oscuro al ver que trabajan con cosas de laboratorio y el cartel pintado en la pared. La música eclesiástica le da un efecto anempático, ya que no acompaña la imagen como la típica de música de suspenso, lo que genera una intriga mayor.
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